domingo, 22 de mayo de 2011

AUTENTICIDAD-AUTOESTIMA

Amate a ti mismo como eres, ese es el milagro de la vida, tu cuerpo funciona tal como es, nadie te va a amar como tú mismo, recuerda que nacimos amándonos, el miedo, la inseguridad y la falta de afecto lo aprendemos cuando vamos creciendo y no los enseñan.
sI te amas de verdad, decubriras que DIOS te ama y acepta como eres y aprenderas a amar y aceptar a los demas.

sábado, 21 de mayo de 2011

V PASCUA. YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA

EL CAMINO
Aunque esté lleno de baches y piedras
y tenga infinidad de curvas,
aunque vaya por colinas y valles
y sean frecuentes las pendientes,
aunque sea estrecho y sin césped,
unas veces polvoriento, otras lleno de barrizales,
voy por él
siguiendo tus huellas,
soñando utopías,
buscando sombras,
anhelando metas,
disfrutando la experiencia.
Y Tú, que vas por delante,
te me revelas y ofreces cada día
como camino, verdad y vida.
(Fl Ulibarri, Al viento del Espíritu)
                                                           Feliz semana

jueves, 12 de mayo de 2011

MES DE MARIA


                                           AYÚDAME A DECIR SÍ
MARÍA...
la mujer fuerte
la que inspira confianza
la de valor probado en el SI, sin condiciones...
la que creíste
OYEME:
Da luz a mi inteligencia.
Fortalece mi voluntad indecisa.
Hazme sencillo en mi actuar.
Dame corazón humilde.
MARÍA
Quiero tener alma grande para que todos tengan cabida en ella.
Quiero ser de interior limpio de donde no brote lo malo.
Quiero ser fuerte en la dificultad.
Quiero pureza en mi vida.
Quiero capacidad de entrega sin esperar correspondencia.
MADRE... AYÚDAME A DECIR SÍ
El "SI" del trabajo.
El "SI" de la honradez.
El "SI" de la fidelidad.
Ayúdame a decir:
el "SI" del compromiso con Jesús
el "SI" del amor a los semejantes
el "SI" de la apertura al Espíritu de Cristo Resucitado
el "SI"...
TAMBIÉN YO QUIERO HACER LA VOLUNTAD DE DIOS

sábado, 7 de mayo de 2011

APRENDAMOS LA LECCION DE EMAUS

LA TENTACION DE LA HUIDA 
No son pocos los que miran hoy a la Iglesia con pesimismo y desencanto. No es la que ellos desearían. Una Iglesia viva y dinámica, fiel a Jesucristo, comprometida realmente en construir una sociedad más humana.

La ven inmóvil y desfasada, excesivamente ocupada en defender una moral obsoleta que ya a pocos interesa, haciendo penosos esfuerzos por recuperar una credibilidad que parece encontrarse «bajo mínimos».
La perciben como una institución que está ahí casi siempre para acusar y condenar, pocas veces para ayudar e infundir esperanza en el corazón humano.
La sienten con frecuencia triste y aburrida y, de alguna manera, intuyen con G. Bernanos que «lo contrario de un pueblo cristiano es un pueblo triste».
La tentación fácil es el abandono y la huida. Algunos hace tiempo que lo hicieron, incluso de manera ostentosa. Hoy afirman casi con orgullo creer en Dios, pero no en la Iglesia.
Otros, tal vez, se van distanciando de ella poco a poco, «de puntillas y sin hacer ruido». Sin advertirlo apenas nadie, se va apagando en su corazón el afecto y la adhesión de otros tiempos.
Ciertamente, sería una equivocación alimentar en estos momentos un optimismo superficial e ingenuo, pensando que llegarán tiempos mejores. Más grave aún sería cerrar los ojos e ignorar la mediocridad y el pecado de la Iglesia.
Pero nuestro mayor pecado sería «huir hacia Emaús», abandonar la comunidad y dispersarnos cada uno por su camino, movidos sólo por la decepción y el desencanto.
Hemos de aprender «la lección de Emaús». La solución no está en abandonar la Iglesia, sino en rehacer nuestra vinculación con algún grupo cristiano, comunidad, movimiento o parroquia donde poder compartir y reavivar nuestra esperanza.
Donde unos hombres y mujeres caminan preguntándose por Jesús y ahondando en su mensaje, allí se hace presente Jesús Resucitado. Es fácil que un día, al escuchar el evangelio, sientan de nuevo «arder su corazón».
Donde unos creyentes se encuentran para celebrar juntos la Eucaristía, allí está Jesús Resucitado alimentando sus vidas. Es fácil que un día «se abran sus ojos» y lo vean.
Por muy muerta que aparezca ante nuestros ojos, en la Iglesia habita Jesús Resucitado. Por eso, también aquí tienen sentido los versos de A. Machado: «Creí mi hogar apagado, revolví las cenizas..., me quemé la mano».

III DOMINGO PASCUA. SE PUSO A CAMINAR CON ELLOS

Se puso a caminar con ellos. No es hora de quedarnos en los “peros” sino de dejarnos acompañar por Jesús. Y, con él, leer y meditar más su Palabra, abrir nuestro corazón para que pueda arder al sentir su amor, sentarse a la mesa y comerlo, hecho pan y vino.