viernes, 8 de abril de 2011

YO SOY LA RESURRECION Y LA VIDA - V Domingo de Cuaresma

Al leer este trozo del Evangelio, nos llama la atención que dice y se repite, que Jesús sollozaba por Lázaro. Estaba muy conmovido por lo sucedido. El reconocer a Cristo, como el Hijo de Dios, nos puede hacer olvidar su condición humana. Él era hombre. Sentía como nosotros, sufría como nosotros, tenía miedos, incertidumbres, decepciones, tristezas, dolores… Pero Jesús se apoyó en todo momento, en su diálogo intensísimo con el Padre, sabiendo que siempre lo escuchaba. Esto le hizo tener fe plena en Dios, entendiendo que hasta el mayor de los sufrimientos, con confianza absoluta en “Papá Dios”, termina en la mayor gloria.

Te sugerimos que en esta recta final de la Cuaresma intensifiques tu oración (dedícale más tiempo, hazla con más profundidad, dale espacio preferente en tu agenda de cada día) Intensifica tu diálogo con el Padre, como hasta ahora nunca lo habías hecho. Sigue el ejemplo de Jesús, para sentir esa confianza absoluta, ese abandono extremo, que tanto bien te hará.
Te invitamos a que en algún momento cada día cojas la Biblia y leas algún capítulo completo del Nuevo Testamento. Te invitamos a que así te acerques con más hondura al que es “la resurrección y la vida”.Hazlo a través de sus Palabras, a través de sus testigos… Acercarte así a su vida, te ayudará a creer más y más. Y el creer te llevará a salir de “las muertes” personales en las que nos instalamos. Recuerda que Él nos dice “el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá”.
En estos momentos Jesús te dice a ti, llamándote por tu nombre: “……… ven afuera”. Nos pide salir de “nuestros sepulcros”, aunque llevemos en ellos más de cuatro días, aunque sintamos que tenemos los pies y las manos atadas con “vendas” y la cabeza envuelta en un “sudario” que no nos deja ver…. Él nos pide salir, que seamos desatados y andar… Siente durante estos últimos días de la Cuaresma, la alegría de ese anticipo de la Pascua, de esa resurrección que nos llega.
Busca la forma para despertar en ti las ganas de vivir, por Dios, para Dios y desde Dios, como lo hizo Jesús…

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