lunes, 15 de marzo de 2010

AYUNA Y LLÉNATE

El ayuno tiene como objetivo vaciar nuestro corazón para llenarlo de algo más valioso.
Ayuna de juzgar a otros; descubre a Dios que vive en ellos.
Ayuna de palabras hirientes; llénate de frases sanadoras.
Ayuna de descontento; llénate de gratitud.
Ayuna de enojos; llénate de paciencia.
Ayuna de pesimismo; llénate de esperanza.
Ayuna de preocupaciones; llénate de confianza en Dios.
Ayuna de quejarte; llénate de aprecio por la maravilla que es la vida.
Ayuna de las presiones que no cesan; llénate de una oración que no cesa.
Ayuna de amargura; llénate de perdón.
Ayuna de darte importancia a ti mismo; llénate de compasión por los demás.
Ayuna de ansiedad sobre tus cosas; comprométete en la propagación del amor que Dios nos tiene.
Ayuna de desaliento; llénate del entusiasmo de la fe.
Ayuna de pensamientos mundanos; llénate de las verdades que fundamentan el camino evangélico.
Ayuna de todo lo que te separe de Dios; llénate de todo lo que a El te acerque.

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