Por la señal de la santa Cruz...
ORACION PARA TODOS LOS DIAS... (Igual que el día uno).
SEXTO DOLOR. Nuestra Señora recibe en sus brazos a su hijo difunto. Siendo ya tarde vino un hombre rico, de Arimatea, que se llamaba José y que también se había hecho discípulo de Jesús. Fue donde Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús y el gobernador ordenó que se lo entregaran. (Mateo 27, 57-59)
REFLEXIÓN. Como puntos de meditación para este día reflexionemos con lo que dice el padre José Luis Martín Descalzo en su obra "Vida y misterio de Jesús de Nazaret": "Cuando José de Arimatea llegó con el permiso para desclavar y enterrar a Jesús, debían ser ya las cuatro y media de la tarde. José de Arimatea había traído consigo nada menos que cien libras de una mezcla de mirra y aloe. Juan sentía una cierta vergüenza al ver que, del grupo de los doce, sólo estaba él. Recordó las palabras del Maestro cuando dijo un día. "herirán al pastor y se dispersarán las ovejas.". La tarea de desclavar al reo era difícil y delicada. Tenía que hacerse lentamente si se quería tratar con mimo al cadáver. Y el pequeño grupo de los amigos de Jesús se movía en torno a él de puntillas, como si estuviera dormido y pudiera despertarse. Comenzaron por quitarle los clavos de los pies. Vino luego la tarea de desencajar el horizontal con Jesús clavado. Cuidadosamente lo sacaron de la muesca y descendieron cuerpo y travesaño. Ya en el suelo, sacaron los clavos de las manos y todo el cuerpo reposó sobre la roca. Juan trató de mantener alejada a María, pero cuando el cuerpo estuvo ya en tierra, no pudo impedir que ella corriera hacia él. Se sentó en el suelo junto a su cabeza y comenzó a limpiar su rostro, mientras José de Arimatea y Nicodemo lavaban su cuerpo ensangrentado. Limpiaban sus miembros como si fueran los de un niño, le parecía soñar. Dentro de ellos algo les decía que el Maestro iba a despertarse de un momento a otro...".
Penetra el corazón de María y mide, si puedes las dimensiones del inmenso dolor de María que sostiene en sus brazos el cuerpo muerto de su hijo. Que Nuestra Señora de los Dolores nos de fortaleza y valor para soportar los padecimiento de nuestra vida.
Meditación en silencio
PROPOSITO: Acompañar y ayudar a los enfermos de la familia o de conocidos con el fin de que se reconcilien con Dios.
SUPLICA: Por aquel dolor que sufriste en el momento de tener en vuetros brazos al hombre de Dios difunto, haced que junto a la cruz, llore con vos. Para que las madres que entierran inconsolables a sus hijos encuentren alivio a sus dolores. Nuestra Señora de los Dolores intercede por ellas. (Padrenuestro y Ave María).
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