jueves, 25 de marzo de 2010

SEXTO DIA DEL SEPTENARIO A LA VIRGEN DE LOS DOLORES


SEXTO DIA

Por la señal de la santa Cruz...

ORACION PARA TODOS LOS DIAS... (Igual que el día uno).

SEXTO DOLOR. Nuestra Señora recibe en sus brazos a su hijo difunto. Siendo ya tarde vino un hombre rico, de Arimatea, que se llamaba José y que también se había hecho discípulo de Jesús. Fue donde Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús y el gobernador ordenó que se lo entregaran. (Mateo 27, 57-59)
REFLEXIÓN. Como puntos de meditación para este día reflexionemos con lo que dice el padre José Luis Martín Descalzo en su obra "Vida y misterio de Jesús de Nazaret": "Cuando José de Arimatea llegó con el permiso para desclavar y enterrar a Jesús, debían ser ya las cuatro y media de la tarde. José de Arimatea había traído consigo nada menos que cien libras de una mezcla de mirra y aloe. Juan sentía una cierta vergüenza al ver que, del grupo de los doce, sólo estaba él. Recordó las palabras del Maestro cuando dijo un día. "herirán al pastor y se dispersarán las ovejas.". La tarea de desclavar al reo era difícil y delicada. Tenía que hacerse lentamente si se quería tratar con mimo al cadáver. Y el pequeño grupo de los amigos de Jesús se movía en torno a él de puntillas, como si estuviera dormido y pudiera despertarse. Comenzaron por quitarle los clavos de los pies. Vino luego la tarea de desencajar el horizontal con Jesús clavado. Cuidadosamente lo sacaron de la muesca y descendieron cuerpo y travesaño. Ya en el suelo, sacaron los clavos de las manos y todo el cuerpo reposó sobre la roca. Juan trató de mantener alejada a María, pero cuando el cuerpo estuvo ya en tierra, no pudo impedir que ella corriera hacia él. Se sentó en el suelo junto a su cabeza y comenzó a limpiar su rostro, mientras José de Arimatea y Nicodemo lavaban su cuerpo ensangrentado. Limpiaban sus miembros como si fueran los de un niño, le parecía soñar. Dentro de ellos algo les decía que el Maestro iba a despertarse de un momento a otro...".
Penetra el corazón de María y mide, si puedes las dimensiones del inmenso dolor de María que sostiene en sus brazos el cuerpo muerto de su hijo. Que Nuestra Señora de los Dolores nos de fortaleza y valor para soportar los padecimiento de nuestra vida.

Meditación en silencio

PROPOSITO: Acompañar y ayudar a los enfermos de la familia o de conocidos con el fin de que se reconcilien con Dios.

SUPLICA: Por aquel dolor que sufriste en el momento de tener en vuetros brazos al hombre de Dios difunto, haced que junto a la cruz, llore con vos. Para que las madres que entierran inconsolables a sus hijos encuentren alivio a sus dolores. Nuestra Señora de los Dolores  intercede por ellas. (Padrenuestro y Ave María).

Oración final, como el primer día.

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