Por qué participar en las celebraciones de la Semana Santa
Hace unos días hablé con una señora y me dijo que, para ser buena persona, no hacía falta participar en las celebraciones que se hacían, en las parroquias, los días de la Semana Santa. Le dije que estaba completamente de acuerdo, pero de lo que se trataba no era sólo de ser buena persona sino de, además, ser cristiana.
Me volvió a decir esta señora que, el cura de su parroquia era muy pesado y aburrido, y que no iba a aguantar un rollo, y privarse del descanso y del relax que supone estar en el campo o en la playa sin obligaciones y sin preocupaciones de ninguna clase. Y que ella, desde su casa del campo, podía pensar perfectamente en la Pasión del Señor, e iría a ver alguna procesión porque era lo que le gustaba. Yo le dije que valoraba sus ganas de descansar y de sentirse libre y sin ninguna traba de ninguna clase, pero que, la celebración de la Cena, la Pasión y la Resurrección del Señor, iban mucho más allá del aburrirse o divertirse en una reunión litúrgica, y del cura que las celebrara. Vamos a un hospital a someternos a una intervención quirúrgica no porque sea agradable o divertida, sino porque es totalmente necesaria para nuestra salud y nuestra vida.

Pero, al parecer la celebración del Misterio Pascual, tiene mucho que ver, no ya con el ser más devoto o menos devoto, sino con lo esencial de nuestra identidad cristiana, aunque, hoy en día, la mayoría de la gente, ya no entienda la Semana Santa como una celebración de la fe, sino como una fiesta de primavera.
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