sábado, 20 de marzo de 2010

Comienza el Septenario a la Virgen de los Dolores. Primer día.

Imagen de Nuestra Señora de Los Dolores de Cox

PRIMER DÍA :  Por la señal de la santa Cruz...

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS.
Señor mío, Jesucristo, Redentor del mundo, que por tu vida, pasión y muerte nos redimiste de la esclavitud del demonio y nos abriste las puertas del cielo, concédenos por la intercesión de la afligida Virgen María Nuestra Señora de los Dolores, el perdón de nuestras culpas y la gracia de vivir y morir en tu santa ley. Detestamos con el más sincero arrepentimiento las ofensas que te hemos hecho, por las cuales sufrió tanto nuestra dulcísima Madre María. Confirma, ¡oh, buen Jesús!, los propósitos de enmienda que nos inspira tu misericordia y por los siete dolores de la Virgen que ahora vamos a considerar, haz que seamos fieles a tus mandamientos para conseguir las eternas alegrías. Amén.

PRIMER DOLOR.
Simeón profetiza a la Virgen María la pasión de Jesucristo. "Había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era muy bueno y piadoso y el Espíritu Santo estaba en él. Esperaba los tiempos en que Dios atendiera a Israel y sabía por una revelación del Espíritu Santo que no moriría antes de haber visto al Cristo del Señor. Vino, pues, al templo inspirado por el Espíritu Santo, cuando sus padres traían al niñito para cumplir con él los mandatos de la Ley. Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios con estas palabras: "Señor, ahora, ya puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has dicho, porque mis ojos han visto a tu Salvador que tu preparaste para presentarlo a todas las naciones, luz para iluminar a todos los pueblos y gloria de tu pueblo, Israel". Su padre y su madre estaban maravillados por todo lo que decía Simeón del niño. Simeón los felicitó y, después, dijo a María, su madre: "mira, este niño debe ser causa tanto de caída como de resurrección para la gente de Israel. Será puesto como señal que muchos rechazarán y a TI MISMA UNA ESPADA TE ATRAVESARA EL ALMA. Pero en eso los hombres mostrarán claramente lo que se siente en sus corazones, (Lucas 2,25-36).

REFLEXIÓN
Fue intenso el dolor de la Virgen cuando a los cuarenta días de nacido su hijo, Simeón le profetizó que una espada de dolor le atravesaría el alma a causa de los sufrimientos que iba a padecer el niño. En ese momento se le clavó la espada en el corazón de la Madre y así lo llevó toda su vida; y lo atravesaría cuando viera aquel hijo muriendo en la Cruz. María conocía las sagradas Escrituras y en ese momento se le vino a la mente todo lo que los profetas anunciaban sobre los padecimientos del Redentor. Recordó la profecía de Isaías que dice: "fue maltratado y humillado, fue llevado como un cordero al matadero, detenido y enjuiciado injustamente y herido de muerte por los crímenes del pueblo" (Isaías 53, 7-9). Este pensamiento acompañó a María toda su vida y por eso sufrió intensamente. Jesús realizó todos los acontecimientos de su vida, desde su Encarnación hasta su Resurrección, por la redención del hombre y, María lo acompañó y estuvo siempre junto a Él. El Concilio Vaticano II nos enseña: "La santísima Virgen, concibiendo a Cristo, engendrándolo, alimentándolo, presentándolo al Padre en el templo, padeciendo con su hijo cuando moría en la Cruz, cooperó de forma enteramente impar en la obra del Salvador con la obediencia, la Fe, la esperanza y la ardiente caridad, con el fin de restaurar la vida sobrenatural de las almas. Por eso es nuestra Madre en el orden de la gracia" (L.G.n 61). Por eso podremos decir que la Virgen es la Corredentora del género humano, porque colaboró intensamente con la obra redentora de su hijo.

Manifiesta tu agradecimiento a la Virgen de los Dolores, por su colaboración en la salvación del hombre, con un sincero arrepentimiento de tus pecados con la confianza de que serán perdonados por su intercesión. (Meditación en silencio).

PROPÓSITO: Hacer una buena confesión de los pecados.

SUPLICA: Por la triste profecía del anciano Simeón, consígueme, Madre mía, que llore de noche y día las culpas del corazón. Por las madres que reciben la noticia de alguna desgracia de sus hijos, Virgen de los Dolores, intercede por ellas.

(Padrenuestro y Ave María).

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