sábado, 20 de marzo de 2010

Septenario de la Virgen de los Dolores (para hacer cada día)

Septenario de los dolores de Nuestra Señora.
Los 7 Dolores de María

Por la señal... 
1- Pedimos perdón:
"Señor mío, Jesucristo, me arrepiento profundamente de todos mis pecados. Humildemente suplico tu perdón y por medio de tu gracia concédeme ser verdaderamente merecedor de tu amor, por los méritos de tu Pasión y Muerte y por los dolores de tu Madre santísima".

D.- Abrid, Señor, mis labios.
R.- Y mi boca proclamará vuestra alabanza.
D.- Oh, Señor, ven en mi ayuda.
R.- Y apresúrate a socorrerme.
D.- Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R.- Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

2-Oración preparatoria
Nuestra Señora de los Dolores, Madre de Piedad, llena de aflicción y amargura, te suplico ilustres mi entendimiento y enciendas mi voluntad para que con espíritu fervoroso contemple tus santos dolores que se proponen en este Septenario, y pueda conseguir las gracias prometidas a los que reflexionen sobre tus sufrimientos. Amén.
(Quienes quieren hacer una meditación más profunda rezan un Padrenuestro, 7 Ave Marías y un Gloria por cada dolor).

 Primer dolor: La profecía de Simeón,(Lc 2, 22-35)
Breve meditación: "Me compadezco, Madre Dolorosa, por el dolor que padeciste con el anuncio de Simeón cuando dijo que tu corazón sería el blanco de la Pasión de tu Hijo. Haz, Madre Mía, que sienta en mi interior la Pasión de tu Hijo y tus dolores"
Rezar un Ave María.

 Segundo dolor: La persecución de Herodes y la huida de la Sagrada Familia a Egipto (leer Mt 2, 13-15). 
Breve meditación: Me compadezco, Madre Dolorosa, por el dolor que padeciste en el destierro a Egipto, pobre y necesitada en aquel largo camino. Haz, Señora, que sea libre de las persecuciones de mis enemigos
Rezar un Ave María.

 Tercer dolor: La pérdida del Niño a los doce años en el templo de Jerusalén por tres días (leer Lc 2, 41-50)
Breve meditación: "Me compadezco, Madre Dolorosa, por el dolor que padeciste con la pérdida de tu Hijo durante tres días en Jerusalén. Concédeme lágrimas de verdadero dolor para llorar culpas por las veces que he perdido a mi Dios y que lo halle para siempre".
Rezar un Ave María.

 Cuarto dolor: Su encuentro con Nuestro Señor Jesucristo cargado con la cruz, en la calle de la Amargura
Breve meditación: " Me compadezco, Madre Dolorosa, por el dolor que padeciste al ver a tu Hijo con la cruz sobre los hombros, caminando al Calvario con escarnio, baldones y caídas. Haz, Señora, que lleve con paciencia la cruz de la mortificación y de los trabajos cotidianos"
Rezar un Ave María.

Quinto dolor: La crucifixión de Jesús (leer Jn 19, 17-39)
Breve meditación: " Me compadezco, Madre Dolorosa, por el dolor que padeciste al ver morir a tu Hijo clavado en la cruz entre dos ladrones. Haz, Señora, que viva crucificado con mis vicios y pasiones
 Rezar un Ave María.

Sexto dolor: Cuando recibió en sus brazos su Sacratísimo Cuerpo descolgado de la Cruz (leer Mc 15, 42-46)
Breve meditación: "Me compadezco, Madre Dolorosa, por el dolor que padeciste al recibir en vuestros brazos aquel santísimo cuerpo difunto y desangrado, con tantas llagas y heridas. Haz, Señora, que mi corazón viva herido de amor y muerto a todo lo profano"
 Rezar un Ave María.

Séptimo dolor: Cuando lo depositó en el sepulcro, quedándose Ella en la más triste soledad (Jn 19, 38-42) 
Breve meditación: "Me compadezco, Madre Dolorosa, por el dolor que padeciste en tu soledad, sepultado ya tu Hijo. Haz, Señora, que yo quede sepultado a todo lo terreno y viva sólo para Ti y sienta en mi interior la Pasión de tu Hijo y tus dolores"
Rezar un Ave María.

3-Oración final
Oh Doloroso e Inmaculado Corazón de María, morada de pureza y santidad, cubre mi alma con tu protección maternal a fin de que siendo siempre fiel a la voz de Jesús, responda a su amor y obedezca a su divina voluntad. Quiero, Madre Mía, vivir íntimamente unido a tu Corazón que está totalmente unido al de tu Divino Hijo. Átame a tu Corazón y al Corazón de Jesús con tus virtudes y dolores. Protégeme siempre. Amén.

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