SEPTIMO DIA
Por la señal de la santa Cruz...
ORACION PARA TODOS LOS DIAS... (Igual que el día uno).
SEXTO DOLOR. Soledad de la santísima Virgen María. También vino Nicodemo, el que había ido de noche a ver a Jesús. Trajo como cien libras de mirra perfumada y aloe. Envolvieron el cuerpo de Jesús con lienzos perfumados, con esta mezcla de aromas, según la costumbre de enterrar de los judíos. Cerca del lugar donde crucificaron a Jesús había un huerto, un sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado. Aprovecharon entonces este sepulcro cercano para poner ahí el cuerpo de Jesús porque estaban en la preparación de la fiesta de los judíos. (Juan 19, 39-42)
REFLEXIÓN. Muerto y sepultado el hijo, viene la soledad de la madre, ¡qué sola queda en el mundo la madre de Jesús!. No tiene padres ni esposo, tenía un hijo y lo han matado. Terminada la sepultura de Jesús, María se retiró en compañía del discípulo amado de Jesús, quien la cuidaría como su propia madre. María sufría y meditaba en su soledad los hechos que la habían sucedido a su hijo; meditaba todas las cosas en su corazón. El hijo muerto ya no sufría, pero los sufrimientos soportados por el hijo seguían torturando el corazón de la madre.
A las personas que han sufrido una pérdida muy querida se las consuela acompañándolas en su dolor y tristeza. Acompañemos a María en las horas de amargura y soledad. Es nuestra Madre. Que la madre Dolorosa acompañe a tantas personas que sufren y viven en soledad: a los hombres que de una u otra forma sufren al soledad del alma por causa de s sus propios pecados, a las madres que han perdido a sus hijos, a las esposas abandonadas, a los enfermos y ancianos abandonados en los asilos y hospitales, a los presos olvidados a los desplazados sin recursos y a los abandonados por causa de al indiferencia de los hombres.
Meditación en silencio
PROPOSITO: Acompañar a algún familiar o amigo que padezca el abandono de los suyos.
SUPLICA: Por la terrible amargura que causaron en el cielo cuando dieron sepultura a Jesús, haz que mi alma llegue pura al paraíso. Para que la Madre Dolorosa nos dé un corazón solidario con el fin de aliviar el abandono y soledad de nuestros hermanos, construyendo así una nueva sociedad, más justa y más fraternal, Nuestra Señora de los Dolores intercede por nosotros. (Padrenuestro y Ave María).
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